martes, 6 de octubre de 2009

Pregonar con el ejemplo

No, no son los exteriores de filmación de Soy Leyenda 2, ni de la última película con tintes apocalípticos de Roland Emmerich, es el aspecto que presenta la plaza principal de mi ciudad,una vez terminado el baile de disfraces que se desarrolla como uno de los actos principales de las fiestas.
Estoy harto de observar año tras año ese "todo vale", esa impunidad para realizar a cada uno, aquello que le venga en gana o le pida el cuerpo con la excusa de que estamos en fiestas. Estoy harto de llegar a casa y encontrarme el portal de la misma lleno de cubatas, vidrios, vasos de plástico y el aderezo que impregna el aire a aromas de orín. Estoy harto de que mis zapatillas hagan ruidos extraños durante unos días por haber pisado restos de refrescos y alcohol, es algo que no soporto.Si, estoy harto del todo vale de las fiestas, de que durante tres días esto se convierta en una ciudad sin ley, en donde se puede dejar el coche mal aparcado porque no pasará nada, donde se puede vociferar, mear en la calle, ensuciarla..., con el beneplácito y la benevolencia de las autoridades municipales.Y no, no soy contrario a la fiesta, me parece bien que la gente se pueda desmadrar, es lógico y comprensible, y hasta sano; lo que no apruebo es el vandalismo, la guarrería y la falta de educación porque si.

Lo que me terminó de quemar, es que aprovechando la fiesta de disfraces, se haga una especie de pseudo manifestación contra la ubicación del macrovertedero de Llanera, y que una vez terminada, los integrantes de la misma manifestación, se dejen los restos de los disfraces, papeles y carrozas tiradas por la calle ("que venga y lo recoja otro"), vamos todo un ejemplo de aquello que pregonas. Al ver semejante espectáculo, me entraron ganas de desearles la muerte a todos los integrantes de la susodicha carroza.

Como dice Pedro Cavadas a la pregunta de si pretende cambiar el mundo: "Ni lo pretendo. El mundo no tiene arreglo ni el ser humano tampoco. Me encantaría ser más optimista, pero es que no tiene arreglo. Estamos mal paridos de fábrica y somos bichos terribles.
Aunque Pedro, el mundo sería un poco mejor si cada uno de nosotros tuviera la educación de tirar los papeles en la basura, no en el suelo y mear en un WC, no en la calle.